La
primera pintura de la historia fue la rupestre, se ejecutó sobre las paredes de
roca de las cuevas paleolíticas. Usaban pigmentos naturales con aglutinantes
como la resina. La pintura sobre muros y paredes dominó durante la antigüedad y
durante la época románica. Decayó en el gótico, debido a que las paredes se
sustituyeron por vidrieras, con lo que había menos superficie en la que pintar;
esto determinó también el auge de la pintura sobre tabla. Durante el
Renacimiento se produjeron grandes murales, como los frescos realizados por
Rafael en las Estancias del Vaticano y la obra de el en la Capilla Sixtina.
Posteriormente, se ha limitado a las paredes de los edificios y los techos,
destacando las grandes decoraciones del Barroco y el Rococó, que, combinadas
con relieves de estuco, daban lugar a creaciones ilusionistas impresionantes.
La
pintura mural no se ha llegado a abandonar nunca, como puede verse en la obra
de los muralistas de Hispanoamérica. Los más famosos fueron Diego Rivera, David
Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco en México y Teodoro Núñez Ureta en Perú.
El
graffiti callejero, al menos en
sus vertientes más artísticas y monumentales, podría considerarse una forma
contemporánea y urbana de pintura mural.
Realmente,
y salvo en la Prehistoria, no se pinta de manera directa sobre la pared, sino
sobre una fina capa intermedia. La principal técnica empleada a lo largo de los
siglos para la pintura mural es el fresco. La superficie a pintar se prepara
con varias capas de revoco: primero un enlucido basto, el arriccio, y
luego una capa más delgada de arena fina y cal, que recibe el nombre de intonaco.
Sobre la pared todavía húmeda se aplica entonces el pigmento disuelto en agua
de cal.
Los
murales pueden elaborarse con distintos métodos, como por ejemplo los métodos
denominados al fresco, en el cual la pintura se coloca en el repello de
la pared todavía fresca, o al seco en el cual la pintura se coloca sobre
una pared ya seca. También se usó la encáustica, técnica que ya utilizaron los
romanos, en la que los colores se disuelven en una mezcla de cera de abejas y
resina y se aplican en caliente, quedando fijados en la pared al secarse.
Igualmente, es posible pintar al temple sobre muros y paredes. En este caso hay
que esperar a que el revoque esté seco. A principios del siglo veinte toma
relevancia el acrílico como material de primer orden, utilizado entre otros por
los mexicanos Rivera y Orozco.
Un
mural no debe ser necesariamente pintado, pudiendo hacerse con mosaico o
cerámica.
Autores: Ertze Peña Guerrero, Jeremías Pescaglini, Guillermo Federik Pablo Ciparo y Lautaro Schmidt
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